CRÍTICA DE ARTE

 

LA EMERGENCIA DESDE LO INDECIBLE

 

La Producción Plástica de Hernando Urrutia (cuya creatividad se ejerce también en el arte de la música), incluye a la pintura (técnicas mixtas variadas), el grabado, el relieve, ensamblajes, la escultura, la fotografía, el video arte y la instalación, pero sin que la variedad de los géneros, de los suportes y de los materiales empleados impliquen alguna diversidad en las motivaciones ni en los propósitos expresivos que la animan. Por el contrario, es una obra de notable continuidad formal y estilística, desarrollada de manera sistemática, coherente y rigurosa, aunque en permanente evolución.

 

Podríamos decir que es una obra de estirpe clásica, en el  sentido en que en ella prevalece el orden y el deseo de claridad en su lectura, además del equilibrio, la simetría y la mesura, por encima de la espontaneidad que manifiesta. Y si en su contenido discursivo lo emotivo y lo sensible constituyen la sustancia básica de su especulatividad intelectual, en esa concepción especulativa juega un rol determinante la participación de la razón .

 

Las obras de Hernando Urrutia (las actuales y las precedentes) son realizadas con esmero, cuidadas, intuitivamente calculadas, de modo de potenciar todos sus efectos, para que puedan ser visualmente “leídas” y escuchadas con claridad, omitiendo todo cuanto pueda ser superfluo o innecesario; hasta no dejar más que lo esencial, concentrado, sintético, depurado al máximo posible.

 

De ese modo, Urrutia ha simplificado sus obras, de una manera semejante al del tratamiento plástico que reciben las obras minimalistas, con la diferencia de estas suelen ser formalistas, y su sintetización (o su minimalización), que no es una reducción ni un resumen, suele ser formal, se opera sobre las formas (sobre el ordenamiento plástico que las articula), con resultados meramente visuales. Muy diferente es el proceso  sintetizante de Urrutia, que simplifica las apariencias visuales como consecuencia de la depuración de sus conceptos, de buscar sus orígenes, sus estados primarios, que son elementales, aunque plenos de potencialidades enunciativas e comunicativas, vale decir, su síntesis consiste en una esencia de sus contenidos discursivos, la cual implica una simplificación visual o sonora.

 

Una característica aparentemente paradójica de estas obras es la de orientarse hacia la búsqueda de los más remotos orígenes arcaicos de lo visual y sonoro, para operar sobre la actualidad, sobre el aquí y el ahora, juntando así los dos extremos últimos del recorrido universal del arte.

 

No se conocen las artes ni las expresiones humanas, si no se conocen sus orígenes, sus raíces, y los procesos que las llevaron a ser hoy lo que son. Al conocer las fuentes y la dinámica de la evolución, podemos comenzar a descifrar los secretos del comportamiento de las artes. Acceder a los orígenes primordiales es una experiencia similar a la religiosa y a la mítica. Es una experiencia distinta a las ordinarias del hombre común o de la vida corriente. El conocimiento de los orígenes, según Mincea Eliade, ...."le garantiza al hombre que lo que se dispone a hacer ha sido hecho, y le ayuda a borrar las dudas que pudiera concebir sobre el resultado de su empresa” (......) “La existencia de un  modelo ejemplar seguro no dificulta en modo alguno el avance de la marcha creadora".

 

A Hernando Urrutia lo sabemos conciente de la extrema complejidad de lo que está en juego en la crisis del mundo actual, y lo sabemos sensibilizado a las no menos complejas expresiones de las artes más avanzadas y globalizadas de  la posmodernidad, incluyendo a las musicales (arte sonoro), que el mismo práctica. No obstante, Urrutia opta por buscar el pasado más remoto de la humanidad, en pos de los orígenes mismos de la civilización. Pero no se trata de una incongruencia, ni de una evasión. La incertidumbre general y la precariedad de los conocimientos y de las experiencias que nos ofrece el mundo de nuestros días, son causas de la angustia que induce  a replantear el sentido de las artes y de la vida. Por eso nos volvemos sobre nosotros mismos y sobre las artes.

 

Para acceder al conocimiento se requiere pasar por la "anamnesis", por la participación de la memoria. En el  caso de la simbología y de los códigos de la comunicación visual, que constituyen la materia de las artes plásticas, sus bases cognitivas son colectivas y por lo tanto la participación de la memoria es también social. En este sentido, la obra de Hernando Urrutia es al mismo tiempo una expresión personal y social.

 

Si el arte de la escultura consiste en tomar un bloque de mármol o de madera y proceder a "quitarle todo lo que le sobra" hasta que no quede más que la escultura, podríamos suponer que el arte de Urrutia se despoja también de todo lo que le sobra, hasta no retener sobre la tela o el espacio más que el mínimo que queda. Pero, qué sería eso que sobra?, le sobra la realidad del mundo?, le sobran también los "objetos ideales", las vivencias, los estados de ánimo?, le sobran las palabras y las imágenes? y que le queda?. Es muy difícil reducir todo lo posible que queda a una especie de esencialidad general del arte, o una quinta-esencia de la comunicación. Todo lo que se quita y lo que queda no es descriptible, ni es definible.

 

El proceso de síntesis que se opera en las obras de Hernando Urrutia no parte de la visión directa de toda la realidad, ni de alguna realidad concreta del mundo natural (no es una abstracción de todo lo real), sino del "lenguaje visual";  es decir, de la simbología que expresan y comunican visualmente mensajes.

 

La obra viene a ser el lugar de encuentro y de intento de reconciliación entre uno y el lenguaje, o entre uno y el sistema de palabras y de imágenes con el que se da la comunicación, y mas allá, es el encuentro entre uno y el mundo. En este sentido, lo individual y lo colectivo coinciden en la producción y en la interpretación de las obras. Es, por otra parte, un paso en pos, no del desciframiento, si no de la formulación de los grandes enigmas fundamentales de la inteligencia humana, vale decir, de la cultura.

 

Parafraseando a Nietzsche diríamos que el arte no es ya un añadido placentero (....): si no la actividad propiamente meta-histórica de la vida. Estas obras de Hernando Urrutia se sitúan en un territorio de umbrales y de abismos, en los últimos confines de lo humano, en el tránsito entre la lucidez (lucidez viene de luz) y  la oscuridad.

 

Más, atrás de estas obras, se abre el abismo, de lo sombrío y silencioso, el vació de la mente, la muerte.

 

Estas obras son las huellas de una remota y lenta salida del caos inicial; son una suerte de "fiat lux" paulatino y milenario. La emergencia desde lo indecible, desde lo que aún no tiene palabras ni representaciones posibles.

 

Es lo contrario de la caída y de la pérdida. es el asomo de la posibilidad de conectarnos con el otro.

 

 

Perán Erminy

Investigador y Crítico de Arte del AICA (Asociación Internacional de Críticos de Arte)

 

 

RITUAL

 

En Europa, en países con un rico caudal de tradiciones medievales que llegan hasta hoy, han surgido algunos grupos musicales que investigan el folklore y lo reinterpretan sin actitudes puristas, con instrumentos y letras antiguas y modernas, es decir que se nutren de la tradición, sin dejar de hacer música contemporánea.

 

Mucho antes que apareciera la “world music”, en los ’70, Vitas Brenner con su grupo fusionaba el rock con los instrumentos propios de la música tradicional.

 

En el ámbito de la plástica, hoy entre nosotros Hernando Urrutia esta animado por un impulso semejante, abrazando un arco temporal mucho mas amplio, una suerte de Arqueología imaginaria, de búsqueda originaria que no se paraliza por el peso de lo ancestral.

 

En los tiempos que el planeta convulsionaba no por las guerras si no por su misma formación geológica, el hombre en su angustia de comunicarse, dio sus primeros impulsos en el lenguaje. Fue la angustia el miedo, una mínima y vital necesidad de organizarnos para enfrentar los peligros cósmicos, atmosféricos, naturales y humanos lo que estimulo nuestra locuacidad. Luego, ese lenguaje, en el ámbito de lo que hoy llamamos arte se hizo de libre capacidad metaforizante, ya no marcada por la necesidad ni por el hecho de la verdad.

 

Esa capacidad simbólica que dice un mundo posible , virtual, ensanchando las fronteras del mundo real, es la que ocupa a Hernando Urrutia, signos que no remiten a objetos y hechos, signos que espejean con otros signos, mensajes que llegan atravesando las generaciones, milenios, de mitos y ritos que pudieron haber sido.

 

En su cromatismo, el marrón, el gris, el rosa, son atravesados por el blanco fugaz de un meteorito imposible. El naranja, el marrón, el ocre, el mostaza, hacen aparecer el fuego con el que fue forjado herreros trashumantes el irregular tridente. Sobre el gris, el rosa, el violeta de nubes que anuncian tormenta, el blanco traza signos para anunciar estados emocionales, alteraciones que no conocíamos, mas allá y mas acá de la admiración, de la interrogación. Sobre las tonalidades de la tierra nuevamente el blanco hace aparecer un extraño símbolo, signo trazado en las altiplanicies andinas, instrumento para llegar, para irnos, para permanecer en el circulo del lenguaje, donde entramos  para no salir.

 

Entrar en ese circulo fue causa y efecto del primer y único paso marcado por la triple mutación, genética, social, climática, que hizo aparecer improbable el animal que somos. Somos ya capaces de romper ese circulo, la historia,  que no tiene filosofía, nos hace llegar datos contradictorios sobre nuestro deseo de mantenerlo o de destrozarlo, para esto será necesario, sin embargo, tal es su solidez, un cataclismo inimaginable.

 

Mientras tanto, después del origen y antes del destino, en medio de estas apariencias que nos forzamos por  descifrar, en este menospreciado y único mundo de las cosas, Hernando Urrutia saca sus signos de la lava, del lodo, de la tormenta.

 

 

PEDRO ALZURU

 

Investigador - Coordinador del CIE (Centro de Investigación Estética)  /  Director de la Galería “La otra Banda”  /  Profesor de la Universidad de los Andes.

 

 

ANTES INTELECTUAL, QUE INTUITIVO

 

Hernando Urrutia, que desarrolla el arte desde los 6 años de edad, lejos de conformarse con una carrera empírica, ha madurado su obra con el estudio intelectual, que lo llevo la comunicación simbólica primitiva.

 

Por ello, se interesó por las investigaciones de campo antropológicas y arqueológicas y el contacto con historiadores de manera de poder acercarse a la expresión ancestral. En esta sed de antepasados, descubrió la simplicidad de los símbolos-signos primitivos, que con pocos trazos eran capaces de expresar una multitud de significados que quizás las imágenes complejas del mundo de hoy no pueden comunicar.

 

El profesionalismo de Hernando Urrutia, en este sentido lo ha llevado a sintetizar su obra, a manejar un concepto y poder llevarlo a lo intuitivo de una manera exitosa. En la medida en que el conoce más, el puede desarrollar nuevas propuestas estéticas dentro de la plástica, por que el bagaje le permite libertad para explorar lo que quiere y en definitiva, llegar mas rápido a la propuesta formal de su obra.

 

Por otra parte, este artista de vanguardia consigue una motivación especial en el público, que merece su respeto y al cual se dirige para presentar una obra con contenido.

 

De esta manera, se funde lo intelectual, lo intuitivo y lo técnico en una sola obra, para presentar lo esencial de la vida y el entorno del “Animal Lógico”

 

 

MARÍA ALEJANDRA UROSA

 

Escritora - Periodista Cultural – Coordinadora del Área Cultural” , Diario “Los Andes”

 

 

YACIMIENTOS DEL ALMA

 

Hernando Urrutia, sigue profundizando una investigación que ha venido desarrollando hace años, en realidad se trata de afinar la escucha para afinar la voz de los ancestros. Interesante es ver como Hernando Urrutia se centra en la esencia comunicativa del hombre , los signos, experimentando materiales y formatos, dándole otra evolución a su propuesta estética.

 

Aquí no nos enfrentamos ante el signo convencional de la relación arbitraria entre significante y significado, sino al momento mismo de su construcción, a su desnudez significativa, en su plena emergencia como diferidor de sustancias reales y puerta en contacto con la abstracción, piezas que son extraídas de vetas arqueológicas; pertenecen a los yacimientos del alma.

 

 

FREDDY OMAR DURÁN

 

Escritor  - Periodista Cultural   – Coordinador del Área Cultural” , Revista “Quinto Cuerpo”  y  Diario “La Nación”.

 

INSÍGNULIS

 

Toparse con Hernando Urrutia, con sus imágenes, es situarse de nuevo con aquel presente que de tanto ir y venir se había quedado con los brazos cruzados, ese espacio sorprendente donde la nocturnidad cósmica se unta con la leche de la presencia humana.

 

Los signos fósiles renuevan su mensaje, se activan. El ojo retiene, en su instantáneo recorrido, resquebrajaduras realizadas por soles remotos, donde el trazo de la vida animal quedan tatuados para siempre los diferentes elementos simbólicos.

 

Rayos de luz o efímeros blancos de relámpagos añejos  que se quedan, que se aferran a la piedra  y luego, por arte del artista Hernando Urrutia en una superficie, lucen pergaminos, especie de papiros , religiosidad, legado y temblor. Diseños en el embrión sobre la superficie de una antigüedad novísima que tiene la huella de la mano de hoy, donde las huellas digitales modulan la textura, la ecualizan. Y el ser fantasma de nuestro presente actual... lo aborigen, lo ancestral, que plasma para los siglos su impresión del mundo ambiente y del mundo mente, donde jugamos una interminablemente.

 

A Hernando Urrutia, entre la simbología y la significancia, oyendo y difundiendo la comunicación primaria, antediluviana.

 

 

 

Julio Romero Anselmi

 

Coordinador del Programa “Arena del Tiempo” - Escritor  y Poeta

ECOS DE LO PROFUNDO

 

De alto valor simbólico la obra Hernando Urrutia, se preocupa por rescatar vestigios que funcionan a nivel del signo-símbolo – enhebrados por la sintaxis de un orden superior depositado en el fondo del alma.

 

Su discurso artístico de evidente inclinación a la síntesis, al salto desde el objeto hacia el concepto que se puede estructurar a partir de él.

 

Partan de la idea o de la imagen, dos caminos que corresponden al arte: la síntesis o la mimesis. Si consideramos esto dentro de la “historia del arte”, ninguno de los dos son comienzo ni fin, ni superación o retroceso. Eso lo podemos corroborar en el arte de las culturas milenarias en las cuales la falacia del “progreso”, no cabe.

 

Sus estudios e investigaciones de campo modificaron la manera de ver la realidad y muy posteriori incidiría en lo que estaba realizando como artífice, pues los signos-símbolos codifican la vida de los distintos grupos humanos y su forma de estar dentro del mundo.

 

Su obra se debate entre la escultura, la pintura, la instalación, el ensamble, desapareciendo en muchos casos las fronteras entre ellas, se disipa cuando penetramos el ámbito que nos sugiere y del cual ha de emerger el signo-símbolo con sus connotaciones posibles que pueden coincidir con las que se anidaron en la inteligencia del autor, mas no ser necesariamente similares. El hecho de provocar indica de entrada la “efectividad”, si se trata de incomodar elementos de valor de la obra.

 

En el camino del artista en la síntesis inicialmente intelectual no abandona la técnica y mas aun ha tenido que ser perfeccionada, como entre otros aspectos se transluce en el manejo de materiales y soportes con logros que expertos han sabido distinguir.

 

 

FREDDY OMAR DURÁN

 

Escritor y Periodista Cultural   – Coordinador del Área Cultural” , Revista “Quinto Cuerpo”  y  Diario “La Nación”.